En el mundo del branding, el empaque es una experiencia de marca tangible. Es la cubierta exterior de un producto, la primera capa en el unboxing y una excelente oportunidad para diferenciar tu marca.
Es una herramienta práctica, sí, pero es mucho más que solo eso. Como todo producto bien diseñado, el empaque debe contar una historia que transmita los valores de la marca. Aplicado de manera correcta, a partir de una identidad creativa y estratégica, puede despertar una conexión emocional entre el consumidor y el producto, abonar a la experiencia de compra y lograr lealtad entre su público.
La importancia del empaque destaca especialmente en las siguientes áreas:
Su diseño puede ser tan sencillo o tan complejo como la marca y el producto lo ameritan, pero, ¿qué aspectos debemos considerar al momento de desarrollarlo? ¿y cómo nos aseguramos de que sea exitoso?
Una de las cuestiones más importantes a lo largo de la creación e implementación de una marca, al igual que el desarrollo del empaque, es tener claro nuestro público objetivo, mejor conocido como buyer persona.
Debemos hablar el lenguaje de nuestros clientes y exponer las razones por las que nuestro producto es el adecuado. Al pensar en sus deseos y necesidades nos aseguraremos de que las soluciones que presentemos sean únicas, útiles y atractivas.
Como mencionamos previamente, el empaque es una excelente oportunidad para diferenciar tu marca, pero también es un momento crucial para llamar la atención de los consumidores. En un mercado tan competitivo, contar con un empaque llamativo nos acerca al consumidor y aumenta ampliamente las posibilidades de que nuestro producto sea el elegido. El color juega un papel crucial en la visibilidad de tu empaque.
Debemos elegir colores afines a tu marca y producto, asegurándonos de ser congruentes con su branding, mientras nos ayudan a destacar entre los competidores.
La tipografía es otro elemento importante en el empaque. Será la manera en la que comuniquemos los mensajes escritos, por lo que debe ser legible y atractiva, además de ofrecer una lectura cómoda y jerárquica, priorizando los mensajes más importantes en tamaño y ubicación.
Una buena manera de añadir variedad a los empaques es considerar los eventos especiales y temporalidades anuales. Las festividades suelen ser excelentes momentos para impulsar la compra y difusión de un producto, por lo que aprovecharlas con empaques exclusivos puede ayudar a que tu producto destaque en estas épocas.
Las ediciones navideñas son algunos de los ejemplos más populares, en las que podemos experimentar con un diseño atractivo y complementar con descuentos o promociones; por ejemplo, el empaque que diseñamos para Dondé.
El empaque también es una oportunidad de transmitir información de valor. Debemos procurar no saturarlo de mensajes o información, lo cual puede ser contraproducente, más bien queremos concentrar lo que el consumidor debe saber de manera clara y puntual.
Un ejemplo de esto sería los distintivos de marca. Si tu producto cuenta con características especiales, como etiquetas, premios o calificaciones- como por ejemplo productos orgánicos, veganos o sin azúcar; lo ideal es añadir iconografía para resaltarlos.
Otros ejemplos serían las instrucciones, sugerencias de uso e incluso los códigos QR para descargar contenido exclusivo, o dirigir a los consumidores a alguno de los diferentes canales de la marca.
Hay muchas maneras de transmitir información a los consumidores y no debemos limitarnos a hacerlo únicamente de manera textual.
Recuerda, el amor nace de la vista, por lo que utilizar fotografías de producto personalizadas, con sugerencias de uso o experiencias de compra, es una excelente forma de transmitir el valor y función del producto, además de captar más fácilmente la atención de nuestro público.
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Dividiremos esta etapa entre racional y emocional. Queremos un empaque que proteja nuestro producto y que sea cómodo y práctico para los consumidores. Esta es la parte racional. El tamaño, peso y forma son algunas características funcionales que debemos considerar al momento de diseñarlo.
Es importante retomar los valores y principios de la marca, así como su promesa de venta: ¿qué es lo que mi consumidor espera recibir?
El empaque debe ser congruente con los deseos y necesidades de su público, la parte emocional.
Si la marca es una joyería de lujo, los materiales de su empaque deben reflejarlo. Utilizar componentes rígidos, recubrimientos de piel y acabados brillantes son algunas opciones para transmitir su personalidad.
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Por otro lado, si la marca se caracteriza por su enfoque ecológico, el uso de materiales reciclados o biodegradables sería una elección congruente con sus valores y los de sus consumidores.
Parte de la experiencia del empaque ocurre en el piso de venta, pero no se limita a este.
¿Cómo lograremos crear una experiencia de marca trascendental? ¿Y, qué ocurre con aquellos productos que no cuentan con un punto de venta?
“El valor de un empaque se determina según la conexión que genere con sus consumidores”.
Una vez que hemos llamado su atención y ha elegido nuestro producto, queremos que disfrute la experiencia de desempacarlo.
Los detalles que agreguemos en el empaque marcarán la diferencia entre un producto promedio y uno memorable.
Una nota de agradecimiento, un instructivo ilustrado o un cupón para su próxima compra son algunas maneras de acompañar al consumidor mientras descubre su producto. Demuestran la atención al detalle de la marca y su interés en la felicidad de sus consumidores, factores muy importantes para desarrollar lealtad.
Queremos que nuestros clientes se sientan complacidos con sus compras de manera que elijan compartir su experiencia y regresar por más.
Recuerda, el empaque, como el resto de las aplicaciones de marca, deben transmitir la esencia de la marca. Crearlo a partir de las necesidades de nuestros consumidores, considerando los valores de la empresa y la experiencia de compra nos permitirá diseñar una pieza funcional y atractiva que impulsará las venta del producto y la lealtad de su público.
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